Eternidad
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Te vi salir del motel con la mirada perdida, señal inequívoca de otra jornada entregando tus pasiones y amores de segunda mano. El perfume floral no alcanzaba a cubrir tu aroma a soledad, lo reconozco porque me siento igual y te he buscado desde que inicié mi peregrinaje por esta senda. Lloras y gritas mientras te llevo calle adentro, incapaz de comprender que soy tu destino. Hundo mis colmillos en tu terso cuello para dejar que la vida se te escape entre pataleos y súplicas. Después te ofrezco el regalo de mi propia sangre, que parece gritar en tus labios “te amo, te amo, te amo…”
Me encanto…